De un tiempo a esta parte, movimientos de alcance mundial como Fridays for the Future, el grado de afectación que la contaminación tiene en el aire que todos respiramos, o las advertencias científicas, cada vez más frecuentes, sobre los devastadores efectos del cambio climático, han puesto en boca de todos la necesidad de un cambio en nuestro estilo de vida para hacerlo más sostenible. Un cambio necesario que muchos ven posible si se lleva a cabo desde la más temprana formación de las personas, a través de una Educación Sostenible, o Educación por un Desarrollo Sostenible, que contemple transversalmente el cuidado y conservación de la naturaleza entre sus objetivos más importantes, de cara a prevenir el cambio climático, la protección de la biodiversidad, la reducción de la pobreza e impulsar el consumo sostenible.
Breve historia de la Educación Sostenible
En el año 1987, un informe de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo titulado Nuestro futuro común definía el desarrollo sostenible como todo aquel capaz de satisfacer las necesidades de una generación sin por ello poner en riesgo el ejercicio de ese mismo derecho para las generaciones posteriores. Cinco años después, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible consignó los debates internacionales sobre el papel, de gran relevancia, de la educación como herramienta de sensibilización y formación para alcanzar un desarrollo sostenible. Propuesta que fue puesta en negro sobre blanco una década después, durante la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, con la propuesta para el Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible que dio inicio en el año 2005.
Un año más tarde, España incorporaba la sostenibilidad a su ordenamiento educativo, incluyéndola como una finalidad más dentro de su sistema formativo y estableciendo así unas enseñanzas mínimas para Educación Primaria y Secundaria Obligatorias. A partir del curso 2007-2008, esta formación se dio desde las materias curriculares, como parte de las llamadas Competencias Básicas. Primeros pasos hacia una educación en sostenibilidad que, ya a nivel mundial, se vieron refutada por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en 2012, que resolvió “promover la educación para el desarrollo sostenible e integrar el desarrollo sostenible de manera más activa en la educación, más allá del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible”. Y la UNESCO recogió el guante: un año después, esta organización elaboró un programa de acción mundial de Educación para el Desarrollo Sostenible, que se inició en el 2014 durante una conferencia mundial dedicada a esta educación. Un plan que abordaba esta cuestión con los siguientes dos objetivos en mente:
- Reorganizar el proceso educativo, desde la enseñanza hasta el aprendizaje, para que todos y todas podamos adquirir los conocimientos, competencias y valores necesarios para poder aportar nuestro granito de arena a un desarrollo sostenible.
- Fortalecer las iniciativas hechas hasta el momento en materia de educación sostenible, ayudando a promocionar todo lo relacionado con una formación en este sentido.
Características de una Escuela Sostenible
La introducción de la Educación Sostenible en las escuelas no sólo afecta a los aspectos curriculares del aprendizaje del alumnado, si no que también se da en áreas como las metodologías educativas utilizadas, contando además con la implicación de todos los agentes de la comunidad educativa. Pero ¿cuáles son los puntos primordiales de esta Educación?
- En un nivel muy básico, todo centro acreedor de una Educación Sostenible impulsa el reciclaje entre sus alumnos y equipo escolar, mientras promueve a partir del ejemplo el ahorro energético, la creación y conservación de áreas verdes en su recinto, y también el consumo responsable y de proximidad.
- Metodológicamente, parte de un principio holístico de la educación en el que se trabaja de forma transversal y teniendo en cuenta todos los factores que puedan repercutir en una mayor sostenibilidad.
- Por su naturaleza participativa e interdisciplinar, el Aprendizaje por Proyectos facilita enormemente la tarea del alumnado (y también del profesorado) de cara a un aprendizaje que abarque todos los elementos que pueden componer una Educación Sostenible. Lo que, a su vez, implica que el rol del docente pase a ser el de gestor del aprendizaje del alumnado, quien asume la centralidad de su proceso educativo.
- En aras de conocer el alcance de la aplicación de sus propuestas, una Educación Sostenible debe estar continuamente bajo evaluación, elaborando las mejoras necesarias desde el debate interno, la colaboración y las soluciones compartidas y contrastadas entre los alumnos y el personal docente.
- Una Educación Sostenible no sólo contempla la asimilación teórica de contenidos o principios de sostenibilidad, si no que la pone en práctica fuera de la escuela y en la comunidad en la que ésta se integra, para lo que se necesita la implicación de las familias y comunidad vecinal para que su desarrollo sea efectivo y adecuado.
¿Aplicáis principios propios de la Educación Sostenible en vuestro centro? ¿Cómo los lleváis a la práctica? Compartid vuestras experiencias con nosotros, así como este post con todos vuestros contactos.
Para saber más:
Artículo: La escuela y el desarrollo humano sostenible: Retos educativos a nivel local, por Pilar Aznar Minguet.
Artículo: Salir de la escuela: entre la tradición y la educación ambiental para la sostenibilidad, por Rosa M. Medir.
Video: TEDx: Responsabilidad ambiental – una decisión personal, por Rodrigo Arnaud.