Tan manoseados como, por desgracia, poco respetados en muchos países del mundo, los derechos humanos se refieren a aquellas condiciones instrumentales, básicas para toda cultura o sociedad, que permiten que las personas puedan realizarse. Y aunque están considerados fuente de derecho y, por tanto, son independientes de los sistemas jurídicos que rigen las legalidades de los países, su violación no siempre termina con una condena efectiva, ni tampoco con consecuencias legales para aquellos que los vulneran. Por eso, y coincidiendo con la celebración del Día de los Derechos Humanos el día 10 de diciembre, desde aulaPlaneta apostamos por su implementación y puesta en práctica ya desde las aulas. Porque quizás a partir de la educación puedan prevenirse los desmanes en materia de derechos humanos, tanto los de hoy como los de mañana. Pero antes, concretemos nuestra visión sobre estos derechos tan necesarios.
Breve historia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Pese a que su existencia y el debate sobre su necesidad alcanzan los tiempos de la Antigua Grecia, los derechos humanos, tal y como los entendemos hoy en día, parten de la Declaración Universal de los Derechos Humanos firmada en París el 10 de diciembre de 1948, que desde entonces se celebra a modo de efeméride. Fue aprobada por los 58 países que por entonces conformaban la Asamblea General de las Naciones Unidas, con 48 votos a favor, 8 abstenciones y 2 ausencias en la votación. A pesar de los numerosos apoyos recabados en el momento de su firma, a solo 3 años del fin de la terrible Segunda Guerra Mundial, solo adoptó la forma de un documento declarativo en el que, al menos, se recogían 30 derechos humanos considerados básicos.
Estos derechos podrían agruparse en diferentes bloques, dependiendo de su área de afectación: los de carácter personal; los del individuo respecto a la comunidad en la que se integra; y los que hacen referencia a pensamiento, conciencia, religión y libertad política y, por último, a derechos económicos, sociales y culturales, aunque fuese de forma no vinculante. Un extremo que sí se alcanzó en 1966, cuando esta declaración se unió a los llamados Pactos Internacionales de los Derechos Humanos, o Pactos de Nueva York, donde fueron sellados, dando a luz a la Carta Internacional de los Derechos Humanos, que a modo de tratado internacional exigieron (y exigen) a los países firmantes su obligado cumplimiento. Su popularidad e importancia provocaron que pasaran a formar parte de algunas constituciones nacionales y al hecho, anecdótico pero harto relevante, de ser el documento traducido a más idiomas en todo el mundo. A raíz de todo lo anterior, y en previsión de los retos que afrontará la humanidad en este siglo XXI, en el año 2007 se aprobó en el Fórum de Monterrey, en México, la Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes, que aupándose sobre los hombros de la declaración de 1948, la actualiza dando voz a la ciudadanía y a organizaciones no gubernamentales.
Introduciendo el estudio y puesta en práctica de los Derechos Humanos en el aula
En el 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas, consciente de lo relativo del seguimiento que muchos países del mundo hacían de los derechos humanos, celebró el Año Internacional del Aprendizaje de los Derechos Humanos con la intención de potenciarlos desde el ámbito educativo, promoviendo así el aprendizaje en el valor que tiene el ser humano, y el hecho de que los estudiantes se comprometan vitalmente en su defensa y preservación. Un objetivo que intentaremos ayudaros a conseguir a partir de las siguientes iniciativas:
- La que quizás sea más obvia, pero necesaria en esta lista: haced que vuestros alumnos conozcan la existencia de estos derechos, su contenido, importancia y, también, su fragilidad si no se defienden como se merecen.
- Estimular la convivencia entre los alumnos a través de tareas que necesiten de cooperación o colaboración para poder llevarse a cabo, estimulando así su empatía y tolerancia hacia aquellos que piensen diferente, para alcanzar un objetivo común en el que nadie sobra.
- Tomar situaciones reales, o más o menos próximas a las realidades del alumnado, para el tratamiento transversal y próximo de los derechos humanos en diferentes asignaturas, aunque sea de forma tangencial y como parte de un proceso de aprendizaje más amplio y de base curricular.
- Instruirles en los mecanismos legales y también culturales que permitan la protección de los derechos humanos, propios y ajenos, sin olvidar los que pueden darse en la Red y como parte de su alfabetización digital crítica.
- Promover situaciones de aprendizaje que requieran del debate y la deliberación por parte del grupo clase sobre una u otra cuestión, para así desarrollar un entorno respetuoso en el que todos puedan dar su opinión, viéndose obligados a escuchar la de los demás antes de tomar una decisión.
¿Estudiáis o tratáis de algún modo los derechos humanos en vuestras clases? ¿Qué estrategias y metodologías adoptáis para su estudio? Compartidlo con todos nosotros así como este post con vuestros contactos.
Para saber más:
Artículo: Educar en derechos humanos: ¿Si no los educadores quién, y si no es ahora cuándo?, por Abraham Magendzo.
Artículo: Aproximaciones al estado de la cuestión de la investigación en educación y derechos humanos, por Tito Hernando Pérez Pérez.